El perro manchado ha sido un compañero cercano al hombre, por su utilidad y apariencia. Ya en pinturas egipcias encontramos los que podrían ser antepasados del dálmata: un perro de tamaño mediano con manchas negras siguiendo los carros. Los Cuadrúpedos de Bewick ilustraron a un dálmata sirviendo como perro guardián con su apropiado collar de bronce con candado y orejas recortadas que estaban de moda.
Las primeras evidencias oficiales que tenemos de la existencia de la raza dálmata, son en pinturas y frescos en Croacia, región de Dalmacia; a primeros del S. XVII. A pesar de que no existe un claro consenso del origen del dálmata, a falta de más pruebas, la Federación Cinológica Internacional (FCI) se apoya en estas para otorgarle el origen de esta raza.
Estamos hablando de las pinturas del altar “María con Jesús y los Ángeles” en la iglesia “Gospa od andjela” en la ciudad de Veli Losinj, Isla de Losinj en Croacia; que data de 1600 – 1630 d.c.
Cuál es mi sorpresa, cuando investigando y leyendo sobre el origen del dálmata, me encuentro con que incluso antes de esta fecha (1600), en 1360, ya se había representado con anterioridad a la raza; en un fresco de una Capilla Española, Santa María Novella, Ubicada en Florencia, Italia.
Que ilusión y que orgullo me genera este descubrimiento, teniendo el dálmata y el hombre su representación en una Capilla Española. Hecho que me hace fantasear y deja volar mi imaginación en aquel lugar. Y al que por supuesto tendré que ir algún día.
Independientemente de que el nombre del dálmata pueda venir dado por la región de Dalmacia se da la circunstancia de que, en las ceremonias católicas de aquel lugar y de aquella época, era propio el uso de unas bellas túnicas: la Dalmacia, vestimenta festiva y considerada símbolo de alegría. Estas eran usadas por el Diácono (representante de la iglesia) para oficiar ceremonias, con las que hacía más bello y emotivo el momento de celebración. Al igual que el manto del dálmata, lo hace más exótico, distintivo y elegante.
Sin embargo fue a finales del XVII cuando obtuvo popularidad como “perro cochero”. Usado por la clase alta inglesa en época de nobles. Su condición física atlética, carácter equilibrado, inteligencia astuta, instinto protector y belleza exótica hizo del dálmata el perro perfecto como acompañante de los carruajes de la época. Capaz de seguir el ritmo de los caballos que tiraban de los coches, durante largas travesías y largos periodos de tiempo. Su resistencia le permitía mantenerse al frente mientras avanzaban, además de ir merodeando por los alrededores y seguir pequeños rastros de olores que se iban encontrando por su camino.
Se cree que el uso del dálmata como perro acompañante tenía una doble función: Alertar de posibles amenazas y por tanto proteger a los caballos de ataques de perros salvajes; y no menos importante, aportar elegancia y belleza a los coches de nobles.
A su misma vez, su uso como escolta para carruajes de bomberos dio origen a su relación con este oficio, que se mantiene en la actualidad, siendo esta raza la utilizada tradicionalmente como mascota en las estaciones de bomberos.