Nada malo puede escribir sobre él,
quién es apasionada y amante del Dálmata;
intento que mis primeras líneas sean objetivas
y realistas con su naturaleza.
Pero nada más lejos de la realidad,
únicamente se me viene a la mente
la idea de lo perfecto que es,
incluso con sus imperfecciones.
Activo, inquieto y curioso.
Rastreador, tipo sabueso.
Lo lleva en la sangre, necesita estimulación
para saciar su necesidad de conocer el mundo,
y necesita que lo acompañes en su aventura,
porque no la concibe sin su manada.
De ideas fijas,
pondrá a prueba tu constancia en su educación,
y te hará aprender y te enseñará que los límites te los pones tú,
porque en realidad no existen.
Fiel y cariñoso; inteligente emocionalmente.
Expresa con su cuerpo, con sus gestos, con su mirada…
Hace que la comunicación con el sea “pan comido”.
La conexión surge casi sin darte cuenta.
Sientes que es especial. ¿Serán los lunares?
Juguetón y alegre, te contagia de su energía y te serena.
De personalidad infantil pero equilibrada.
Te activa con su demanda de atención y de mimos,
te atrapa con su alegría.
Risueño, literalmente, porque sonríe.
Por su musculatura en el hocico, dicen.
Porque hace lo imposible para contentarnos, también.
Y es que la sonrisa del dálmata,
cura el alma.
Simpático y extrovertido,
no tiene reparos en pegarle un lametón
a quien quiera darle un beso en la mejilla.
Necesita del cariño de los suyos,
que lo devuelve con creces.
El Dálmata adora a su familia,
y se lo recuerda en cada instante.
Nada malo puede escribir sobre él
quién es apasionada y amante del Dálmata;
intento que mis primeras líneas sean objetivas
y realistas con su naturaleza.
Pero nada más lejos de la realidad,
únicamente se me viene a la mente
la idea de lo perfecto que es,
incluso con sus imperfecciones.
Activo, inquieto y curioso.
Rastreador, tipo sabueso.
Lo lleva en la sangre, necesita estimulación
para saciar su necesidad de conocer el mundo
y necesita que lo acompañes en su aventura,
porque no la concibe sin su manada.
De ideas fijas,
pondrá a prueba tu constancia en su educación,
te hará aprender y te enseñará que los límites te los pones tú,
porque en realidad no existen.
Fiel y cariñoso; inteligente emocionalmente.
Expresa con su cuerpo, con sus gestos, con su mirada…
Hace que la comunicación con el sea “pan comido”.
La conexión surge casi sin darte cuenta.
Sientes que es especial. ¿Serán los lunares?
Juguetón y alegre, te contagia de su energía y te serena.
De personalidad infantil pero equilibrada.
Te activa con su demanda de atención y de mimos,
te atrapa con su alegría.
Risueño, literalmente, porque sonríe
por su musculatura en el hocico, dicen.
Porque hace lo imposible para contentarnos, también.
Y es que la sonrisa del dálmata,
cura el alma.
Simpático y extrovertido,
no tiene reparos en pegarle un lametón
a quien quiera darle un beso en la mejilla.
Necesita del cariño de los suyos,
que lo devuelve con creces.
El Dálmata adora a su familia,
y se lo recuerda en cada instante.
Mi nombre es Nerea García y mis dálmatas, “Flamenco de Lunares” ¿Qué por qué esta pasión por los dálmatas? ¿Y por qué no?
Psicóloga de formación, incansable aprendiz de esta maravillosa raza. Ser criadora responsable exige mucho más de lo que a simple vista pueda parecer. Requiere de una dedicación plena, que a la vez hay que compaginar con el trabajo y el día a día.
Supone un esfuerzo y un sacrificio solo asumibles para verdaderos amantes del perro. No hay mejor recompensa que verlos crecer felices y sanos. Aunque nosotros partimos con ventaja, amamos a nuestros dálmatas, forman parte de nuestra familia y son nuestra pasión.